Por Maritchu Seitún
Solemos
pensar en el chico problemático como el único que tiene que cambiar algo, o
aquel al quehay que sacar del medio para que desaparezca el problema, pero las
cosas no son tan sencillas.
Ya
hablamos aquí sobre casos en que se disuelve la conciencia moral por la
necesidad y el deseo de no quedar afuera y así el grupito (y no el chico
problemático) termina siendo responsable de crear el clima en el que tienen
lugar las persecuciones que nos preocupan.
Así,
debemos trabajar con cada uno de los chicos de acuerdo con el rol que tenga
dentro del grupo para que aprendan a manejarse y a tomar decisiones
independientemente de esa decisión grupal que surge y de la que ninguno se hace
responsable. Los que aparecen como líderes negativos operan en realidad con el
apoyo silencioso de otros no agresivos que, con su silencio, avalan.
Chicos
buscados, aceptados o rechazados: son distintas formas de ver y ser vistos. Los
buscados tienen algún tipo de atractivo que los hace interesantes para otros y
hay un efecto de contagio; basta que alguno los elija para que otro se interese
por acercarse.
Los
no vistos en realidad son chicos que no han sido "descubiertos" por
el grupo y, probablemente, no tengan ningún rasgo particular que los haga no
elegibles.
Por
otro lado, una característica personal o una diferencia mínima pueden definir
que un chico sea rechazado en lugar de aceptado. Nuevamente, es como una ola
que arrastra a los inseguros que, rechazando a ese chico como lo hizo algún
otro antes que ellos, se aseguran un lugar de pertenencia.
Durante
los primeros años de primaria casi todos buscan hacerse amigos de los
"populares": son aquellos con carisma e ideas, que reciben varias
invitaciones, mientras que el resto... ninguna.
A los
demás les da seguridad estar cerca de ellos y no registran ni se abren a otros
chicos que llaman menos la atención. Los populares a veces se convierten en
líderes, positivos en la medida en que tienen seguidores genuinos sin hacer
daño a nadie, o negativos cuando presionan a otros con ideas que todos acatan
con tal de no quedar afuera, pero que implican algún perjuicio a otros.
Los
seguidores "hacen" al líder negativo, ya que si ninguno lo siguiera,
dejaría de serlo... También lo ayudan a sostenerse en ese lugar los chicos que
insisten en pertenecer o en ingresar en el grupito, esos que no se hacen
respetar y se dejan maltratar para lograrlo.
Es
importante que los padres registren tanto si sus hijos son líderes negativos
como si se someten o aceptan cosas que van contra sus propias reglas morales
sólo por no quedar afuera, o incluso si siguen intentando entrar a cualquier
precio (con lo que se ponen en la postura ideal para que los sigan rechazando).
Por
suerte, en los grupos también hay independientes: a veces son
"caciques" que se quedaron sin indios o chicos que no quieren someter
a otros ni dejarse mandonear. Son interesantes para que se acerque a ellos el
chico que está pasando por un momento de rechazo o para que armen un grupo
democrático entre ellos, donde nadie mande, todos se diviertan y, a su vez, se
defiendan entre ellos de los que molestan.
Lo cierto es que las peleas entre hermanos y el recreo sirven de
práctica social. Siempre hubo situaciones parecidas, lo que hoy agrava el
problema es la falta de una ética del comportamiento social internalizada en
adultos y niños, sumado al modelo que presentan los medios de comunicación
(humillaciones, ridiculizaciones, insultos) que normalizan conductas que no son
normales. "Más vale solo que mal acompañado" es un buen lema que les
da a los chicos tiempo para abrirse, fortalecerse y buscar un buen amigo